Los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) se han convertido en una realidad habitual en el mercado laboral español, especialmente en los últimos años.
Estos mecanismos, regulados por el Real Decreto-ley 11/2020, de 31 de marzo, permiten a las empresas suspender o reducir temporalmente la jornada laboral de sus trabajadores como medida para afrontar situaciones económicas adversas, técnicas, organizativas o de fuerza mayor.
En este extenso artículo ampliado, analizaremos en profundidad los ERTE en España, abarcando sus diferentes tipos, causas, consecuencias, derechos y obligaciones tanto de las empresas como de los trabajadores afectados por estas medidas.
Además, profundizaremos en los distintos ejemplos que ilustran la aplicación de los ERTE en diversos sectores y contextos, ofreciendo una visión completa de esta compleja herramienta laboral.
Tipos de ERTE
1. ERTE por causas económicas, técnicas, organizativas y de producción (ETOP): Se aplica cuando la empresa atraviesa dificultades económicas, necesita realizar cambios organizativos o experimenta problemas técnicos o de producción que afectan a su viabilidad.
Un ejemplo claro de ERTE ETOP lo encontramos en el sector de la automoción, donde la escasez de microchips y las disrupciones en las cadenas de suministro han llevado a numerosas empresas a suspender temporalmente la producción en sus fábricas, afectando a miles de trabajadores.
2. ERTE por fuerza mayor: Se aplica en situaciones excepcionales e imprevisibles que impiden el desarrollo normal de la actividad empresarial.
La pandemia de COVID-19 ha sido el ejemplo más paradigmático de ERTE por fuerza mayor en España, ya que obligó al cierre temporal de multitud de negocios y a la suspensión de la actividad en sectores no esenciales, como el turismo, la hostelería o el comercio minorista.
Causas de los ERTE
Las causas que pueden dar lugar a un ERTE son diversas y complejas, pero entre las más comunes encontramos:
Crisis económicas: Las recesiones y las caídas en la demanda, como la crisis financiera de 2008, pueden llevar a las empresas a reducir su actividad y, en consecuencia, a aplicar ERTE para ajustar sus plantillas. Un ejemplo de ello lo encontramos en el sector de la construcción, que se vio especialmente afectado por la crisis y que registró un elevado número de ERTE durante esos años.
Cambios tecnológicos: La automatización y la digitalización, como la robotización en las fábricas, pueden generar excedentes de mano de obra en algunos sectores, obligando a las empresas a recurrir a ERTE para adaptarse a los nuevos entornos productivos. Un ejemplo patente lo encontramos en el sector bancario, donde la automatización de tareas y la banca online han reducido la necesidad de personal en las oficinas físicas, dando lugar a numerosos ERTE en los últimos años.
Reestructuraciones empresariales: Las fusiones, adquisiciones o cierres de centros de trabajo, como la fusión entre Bankia y CaixaBank, pueden requerir la aplicación de ERTE para reestructurar las plantillas y optimizar los recursos. Un ejemplo de ello lo encontramos en el sector de las telecomunicaciones, donde las fusiones entre operadores han conllevado la reestructuración de plantillas y la aplicación de ERTE en algunas empresas.
Fuerza mayor: Eventos como pandemias, desastres naturales o huelgas generales, como la borrasca Filomena o el paro general de 2012, pueden obligar a las empresas a suspender temporalmente su actividad, lo que conlleva la aplicación de ERTE por fuerza mayor.
Consecuencias de los ERTE
Los ERTE tienen un impacto significativo tanto en las empresas como en los trabajadores afectados:
Para las empresas:
Reducción de costes laborales: La principal consecuencia es la disminución de los gastos asociados a la nómina, lo que puede ayudar a la empresa a superar una situación de crisis o a adaptarse a cambios estructurales.
Un ejemplo de ello lo encontramos en el sector aéreo, donde la pandemia de COVID-19 provocó una drástica caída de la demanda y obligó a las aerolíneas a aplicar ERTE para reducir sus costes y evitar el colapso.
Mantenimiento de la actividad: Permite a las empresas mantener su actividad y evitar despidos definitivos, preservando así el tejido productivo y el empleo a largo plazo.
Un ejemplo de ello lo encontramos en el sector hostelero, donde los ERTE han permitido a muchos bares y restaurantes mantener sus plantillas durante los cierres forzosos y las restricciones de aforo derivadas de la pandemia.
Mejora de la competitividad: En algunos casos, los ERTE pueden contribuir a mejorar la competitividad de las empresas al permitirles ajustar sus plantillas a las necesidades reales del mercado.
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