El desgaste laboral, también conocido como burnout o síndrome de quemarse por el trabajo, se erige como una amenaza silenciosa para el bienestar y la productividad tanto del trabajador como de la empresa. Es un estado de agotamiento físico, emocional y mental que surge como consecuencia de un estrés laboral prolongado y excesivo.
Síntomas del desgaste laboral
Agotamiento físico y emocional:
Dificultad para concentrarse: El trabajador experimenta una incapacidad para mantener la atención en tareas que antes resultaban sencillas, como leer un correo electrónico o realizar una llamada telefónica. La mente se siente «nublada» y pensar con claridad se torna una tarea ardua.
Problemas de memoria: Olvidos frecuentes de fechas importantes, dificultad para recordar información relevante para el trabajo. El trabajador tiene la sensación de estar perdiendo la memoria o de que le cuesta mucho recordar cosas que antes recordaba con facilidad.
Dolores de cabeza: Cefaleas tensionales o migrañas recurrentes que interfieren con la capacidad para realizar las tareas diarias. El dolor de cabeza puede ser tan intenso que el trabajador se vea obligado a faltar al trabajo o a reducir su productividad.
Trastornos del sueño: Insomnio que dificulta conciliar el sueño o despertares nocturnos frecuentes que dejan al trabajador sintiéndose cansado al día siguiente. La sensación de no haber dormido lo suficiente o de no haber descansado bien durante la noche es constante.
Desmotivación e insatisfacción laboral
Sensación de inutilidad: El trabajador se siente incapaz de alcanzar sus objetivos o de hacer una contribución significativa a la empresa, lo que le lleva a cuestionar su valor como profesional. Esta sensación puede llevar al trabajador a sentirse deprimido y a perder la confianza en sí mismo.
Cinismo hacia la empresa o los compañeros: Actitud negativa y crítica hacia la organización o las personas con las que se trabaja, manifestándose en comentarios sarcásticos o despectivos. El trabajador puede sentir que la empresa no valora su trabajo o que sus compañeros no son competentes.
Disminución del rendimiento: Baja calidad del trabajo, errores frecuentes, dificultad para cumplir con los plazos, lo que tiene un impacto negativo en la productividad del equipo y la empresa. El trabajador puede sentir que no es capaz de hacer su trabajo correctamente o que no puede cumplir con las expectativas de sus superiores.
Despersonalización
Atención deficiente: Falta de empatía y de interés en las necesidades de los clientes o usuarios, lo que puede generar quejas y una mala imagen de la empresa. El trabajador puede tratar a los clientes con indiferencia o incluso con hostilidad.
Trato desconsiderado: Actitud grosera o irrespetuosa hacia los clientes o usuarios, lo que puede dañar las relaciones con los mismos y afectar negativamente a la reputación de la empresa. El trabajador puede insultar a los clientes o incluso amenazarlos.
Falta de compromiso: Desinterés en resolver los problemas de los clientes o en ofrecerles un buen servicio, lo que puede llevar a la pérdida de clientes y a una disminución de las ventas. El trabajador puede no hacer ningún esfuerzo por ayudar a los clientes o incluso puede intentar sabotearlos.
Problemas de salud mental
Ansiedad: Sentimientos constantes de preocupación, inquietud e irritabilidad, incluso ante situaciones que no deberían generar estrés. El trabajador puede tener ataques de pánico o sentir que no puede controlar su ansiedad.
Depresión: Tristeza profunda, apatía y pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba el trabajador, lo que puede llevar al aislamiento social y a la disminución de la calidad de vida. El trabajador puede sentirse desesperanzado y sin ganas de hacer nada.
Aumento del consumo de alcohol o drogas: El trabajador busca refugio en sustancias para aliviar el estrés y la ansiedad, lo que puede generar problemas de dependencia y adicción. El consumo de alcohol o drogas puede empeorar los síntomas del desgaste laboral y dificultar aún más la recuperación del trabajador.
Causas del desgaste laboral
A las causas mencionadas anteriormente, se pueden añadir:
Exceso de trabajo: Jornadas laborales largas, horas extras sin remuneración y falta de tiempo libre pueden llevar al trabajador a un estado de agotamiento físico y mental.
Un ejemplo de esto es el caso de los trabajadores de atención al cliente que tienen que atender a un gran número de llamadas durante todo el día, sin apenas tiempo para descansar.
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